El último trimestre de 2024 dejó en evidencia una notable divergencia entre dos sectores clave de las PyMEs argentinas: la industria manufacturera y las empresas de software y servicios informáticos. Según la última Encuesta Coyuntural del Observatorio PyME, relevada en febrero de 2025 sobre una muestra representativa de 500 empresas, el año pasado consolidó tendencias opuestas: caída en la producción y el empleo manufacturero frente a un sostenido, aunque desacelerado, crecimiento del sector tecnológico.
PyMEs: caída histórica y amenaza importadora
Las PyMEs manufactureras cerraron 2024 con una contracción del 10% interanual en producción y una merma del 6% en empleo, marcando el segundo peor año de la serie histórica en estos indicadores. En cambio, las ventas deflactadas repuntaron un 15% interanual (su primera suba desde inicios de 2022). El informe plantea las dudas de los industriales PyMEs sobre si este incremento refleja una recuperación genuina o se explica por liquidación de stocks o mayor sustitución por importaciones.
El informe destaca tres factores críticos que golpean al sector:
Apertura importadora: el 28% de las empresas identificó en febrero de 2025 a las importaciones como una amenaza.
Costos y precios: aunque el 81% de las firmas reportó aumentos en costos directos, solo el 43% trasladó ese incremento a precios (vs. 52% en el tercer trimestre de 2024), presionando la rentabilidad.
Expectativas fragmentadas: para 2025, el 47% de las PyMEs manufactureras prevé aumentar producción, pero un 50% aún no anticipa recuperación.
Software y servicios informáticos: crecimiento, pero con frenos
En contraste, las PyMEs tecnológicas mantuvieron tasas positivas en 2024, aunque las más bajas desde la pandemia. En el cuarto trimestre, las ventas crecieron 20% interanual y la ocupación 3%, acelerándose respecto al semestre anterior. No obstante, el sector enfrenta sus propios desafíos:
Precios rezagados: los ajustes siguen por debajo del IPC y del tipo de cambio.
Especialización: la falta de personal calificado emerge como un obstáculo clave, señalado por el 35% de las empresas.
Las expectativas para 2025 son más optimistas aquí: el 68% proyecta alzas en ventas y el 55% en empleo, aunque persisten preocupaciones por costos y demanda.
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Las PyMEs manufactureras cierran un muy malo 2024 con pocas esperanzas para este año.
El informe subraya que, pese a la mejora general en las expectativas, las PyMEs enfrentan un escenario frágil. En las PyMEs manufactureras, el atraso de la cotización del dólar y los incentivos a importar profundizan la pérdida de competitividad, con riesgo de destrucción de empleo y capacidades productivas.
Por su parte, las PyMEs tecnológicas, aunque con mejor clima empresarial, enfrentan el rezago salarial cambiario y la escasa disponibilidad de talento, lo que podría limitar el crecimiento.
Tras un año macroeconómico complicado, las PyMEs encuestadas mantienen su tradicional esperanza, pero sin resolver tensiones estructurales, la esperanza parece de trancazo corto. Mientras las manufactureras luchan contra un escenario de tensión, el aumento permanente de costos, el atraso cambiario y las desregulaciones que alientan las importaciones de consumo generan un panorama más cercano a la continuidad de la reducción de PyMEs que a la aparición de una mejora que las haga sobrevivir en tiempos difíciles.