ARC Energy, la empresa que adquirirá IMPSA, solicitó una prórroga hasta el 10 de febrero para presentar el acuerdo global de reestructuración de la deuda de IMPSA. Se trata de un monto que supera los 565 millones de dólares.
Estaba previsto que este viernes se cerrara definitivamente el proceso de privatización. Qué pasará.
ARC Energy, la empresa que adquirirá IMPSA, solicitó una prórroga hasta el 10 de febrero para presentar el acuerdo global de reestructuración de la deuda de IMPSA. Se trata de un monto que supera los 565 millones de dólares.
El pedido de prórroga se solicitó sin la conformidad de los acreedores y el 10 de febrero es la nueva fecha clave para conocer si se concretará la privatización o se buscarán nuevos interesados. La empresa trabaja en las gestiones con la Nación en el manejo de las acciones y la deuda.
IMPSA es reconocida por su capacidad tecnológica y su experiencia en proyectos de energía renovable, con más de 50.000 MW de potencia instalada a nivel mundial. Según el plan presentado por ARC Energy, la política de la nueva empresa sería aprovechar esos activos para establecer tres líneas de negocio en los Estados Unidos: la fabricación de grúas portuarias, componentes para centrales nucleares y la renovación de turbinas hidroeléctricas.
Los inversores de ARC (que tienen ciertos contactos con Donald Trump) creen firmemente que la administración norteamericana profundizará sus miradas recelosas hacia el uso de infraestructuras chinas en los puertos del Norte, lo que abriría una oportunidad para IMPSA, especialmente tras la decisión del Congreso estadounidense de revisar la ciberseguridad de las grúas importadas de China.
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Desde la empresa aseguran que la administración de Biden ya había alertado sobre la necesidad de reemplazar las grúas chinas por modelos occidentales debido a las preocupaciones de seguridad, y confían en que Trump profundizará ese camino.
Además, IMPSA también tiene una larga historia en la fabricación de componentes nucleares, con certificaciones internacionales como la de ASME, lo cual es clave para su expansión en el mercado nuclear estadounidense.
De esta manera, IMPSA no solo podría transformarse en la primera privatización de Javier Milei, sino también en un caso testigo de lo que se conoce como friendshoring, es decir, trasladar la producción a países amigos o cercanos para reducir la dependencia de otros países enemigos o lejanos.