Tras un semestre de cierta estabilidad, los precios de la hacienda, especialmente los novillos y animales jóvenes, comenzaron a repuntar de manera significativa a partir de octubre. Este incremento, que alcanzó un 40% en novillos y superó el 45% en novillitos y vaquillonas, marca un cambio de tendencia del precio de la carne que se trasladó rápidamente a los mostradores de las carnicerías y góndolas de super
La evolución del precio real
Un informe reciente de Valor Carne resalta que entre abril y octubre, los precios de la hacienda se mantuvieron estables en términos nominales, pero el precio real del novillo había caído más de la mitad desde su récord histórico de diciembre de 2023. Sin embargo, desde finales de octubre, las cotizaciones iniciaron una trayectoria ascendente, con una mejora real del 25% por encima de la inflación. Este repunte no fue lineal: tras alcanzar un pico en la semana de Navidad, los valores retrocedieron hasta mediados de enero, para luego recuperarse e incluso superar los niveles previos.
Entre 2016 y 2019, el precio del novillo se mantuvo en torno a los 2.300 pesos (en valor adquisitivo actual), con periodos al alza interrumpidos temporalmente por las restricciones a las exportaciones en 2021 que permitieron controlar los precios en el mercado interno. Tras una caída del 50% en el precio real durante 2022, se alcanzó un récord histórico en diciembre de 2023, para luego perder nuevamente la mitad de su valor. Actualmente, el precio real del novillo se ubica en el promedio de los últimos diez años.
El aumento en el precio de la hacienda se trasladó rápidamente al consumidor, aunque con cierto retraso. A partir de la estabilidad en los precios de los animales, el sector comercial fue ajustando gradualmente los valores al público, llegando a una brecha máxima a fines de octubre. Sin embargo, los aumentos recientes han sido absorbidos por los consumidores, quienes han mostrado una mayor tolerancia a los precios más altos, en parte debido al atraso relativo de la carne frente a otros alimentos.
Carne versus alimentos sustitutos
Entre marzo y octubre de 2023, las carnes estuvieron atrasadas en comparación con la canasta general de alimentos, pan, cereales, lácteos, aceites y verduras. Solo en la comparación con las frutas mantuvieron una condición favorable. Con los aumentos recientes, las carnes lograron equiparar su precio con la canasta general de alimentos y las verduras, aunque todavía se mantienen por debajo de pan, lácteos y aceites.
image.png
El aumento de la hacienda en pie se trasladó rápidamente a la carne en el mostrador
El salario medio real perdió una cuarta parte de su valor entre julio de 2023 y febrero de 2024, pero comenzó a recuperarse a partir de entonces, con un aumento del 20% hasta diciembre. Aunque todavía se encuentra un 10% por debajo de los niveles de 2022, las perspectivas de crecimiento económico para este año podrían impulsar una mejora adicional en el poder adquisitivo, lo que ejercería una presión alcista sobre el precio de la carne.
A nivel global, los precios de la carne sufrieron una baja sostenida desde mediados de 2022, pero comenzaron a mostrar señales de recuperación en el último trimestre de 2024. La menor oferta en países como Estados Unidos y Brasil, junto con el aumento de los precios internacionales, podría tener un impacto positivo en los valores internos en Argentina. Sin embargo, la situación de los exportadores locales sigue siendo complicada, con precios de la hacienda, tipo de cambio y derechos de exportación aún desalineados.
Perspectivas
El 40% de aumento en los precios de la hacienda en el último trimestre es significativo, pero solo ha permitido volver a un nivel histórico intermedio, lo que no representa un gran incentivo para las inversiones en el sector. Aunque existen múltiples factores que justifican un aumento adicional, como la recuperación del salario real y la mejora en los precios internacionales, la mayor faena en curso y las condiciones climáticas podrían actuar como contrapesos.
En un mercado abierto y competitivo como el de la carne, los precios finales dependerán de la oferta y la demanda en cada eslabón de la cadena.
Mientras tanto, los consumidores y productores seguirán transitando en un escenario de alta volatilidad, con la esperanza de que la tendencia alcista no afecte demasiado el bolsillo y el consumo de los argentinos. Pero…difícil que el chancho chifle, como reza el dicho popular.