En el Gobierno de Javier Milei, lo que hoy es, es probable que mañana no. Ese sube y baja de ideas y proyectos llegó ahora al futuro de la Coviar. La salida de Juan Pazo del Ministerio de Economía, la buena imagen que tiene Federico Sturzenegger de la entidad y las políticas del sector parecen funcionar de salvaguarda para la entidad.
Los ataques de los históricos críticos de la entidad vitivinícola creada por ley nacional habían construido un escenario de creciente tensión y una potencial reestructuración impulsada por el Ministerio de Economía de la Nación que terminaría, entre otras cosas, con los aportes obligatorios de los actores del sector, los cuales son los ingresos con los que se conforma el presupuesto de la entidad. Este paso previo al vaciamiento de la entidad era moneda corriente.
La diferencia con otros tiempos es (¿o era?) que, esta vez, los sectores bodegueros (sobre todo los concentrados y más poderosos de los privados) y algunos sectores minoritarios de productores de San Juan y el Este mendocino habían encontrado una sintonía fuerte con su discurso en algunos sectores del Gobierno Nacional e incluso del Ejecutivo provincial.
La controversia había escalado fuertemente después de dos reuniones en el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) durante este año, donde se cuestionó la continuidad y el financiamiento de la Coviar. Una de ellas contó con una participación destacada del ex funcionario de Economía Juan Pazo, funcionarios del Gobierno provincial y algunos actores envalentonados que promueven el fin de la Coviar.
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Juan Pazo junto a Alfredo Cornejo en su última visita a Mendoza como funcionario de Economía a principios de este mes, cuando también se reunió con la Coviar.
La crisis de Cancillería (primero) y de la nueva ARCA después terminaron fraguando como un salvavidas, y la salida de Pazo desarmó ese frente, pero también la posibilidad de que el Ministerio de Economía interviniera directamente.
Nadie en el sector se atreve a explicar por qué Pazo tenía tanto interés súbito en atacar a la Coviar, pero además con información absolutamente incorrecta, como la calidad y cantidad del presupuesto de la entidad.
Alguien que participó en la reunión contó que Pazo confundió el presupuesto del Instituto Argentino de Carne Vacuna con el de la Coviar, ambos de un millón y medio de dólares. Claro que le tuvieron que explicar que el IPCVA era mensual y el de la Coviar anual. También le tuvieron que explicar que no había aportes estatales y que el presupuesto se conformaba con los aportes del sector, que varían de 30 a 70 centavos de peso por litro de vino, según la instancia de producción. También le tuvieron que explicar que, como el aporte es nominal, un litro de vino tinto genérico de 2000 pesos en góndola aporta los mismos 70 centavos que el malbec premium 100 puntos de 300 mil pesos la botella.
El futuro de la Coviar en tiempos de incertidumbre
La Coviar, creada en 2004 mediante la ley 25.849 para implementar (entre otras cosas) el Plan Estratégico Vitivinícola (PEVI), ha sobrellevado (como cualquier otro privado en este país) los cambios y vaivenes de las políticas y ciclos económicos que hacen casi imposible cumplir con los planes estratégicos.
Sin embargo, se han cumplido objetivos importantes, así como otros (precisamente por esos ciclos coyunturales) quedaron postergados o desactualizados.
La Coviar, que, vale siempre aclararlo, es la única entidad del mundo vitivinícola creada por una ley nacional y que reúne a todos los sectores, resiste los embates y, como toda organización, deberá adecuarse a nuevos tiempos, mercados y sociedades, pero sin perder de vista que es el gran refugio institucional donde participan todos los actores de la industria.
Claro que el que no participa mal puede pretender cambiar el futuro.