Consumo en caída libre y salarios que no alcanzan. La brecha entre el relato oficial y la realidad económica de los argentinos se profundiza
A pesar del relato del gobierno y un sector de los economistas ortodoxos, los números se vuelven incontrastables; el año 2024 cerró con un panorama desolador para el consumo. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), las ventas en supermercados registraron una caída del 11% a precios constantes, marcando un deterioro significativo en el poder adquisitivo de los salarios argentinos.
Este descenso, que se profundizó en diciembre con una baja interanual del 3,3% y un retroceso del 0,3% respecto a noviembre, no encontró alivio en el inicio de 2025. En enero, el consumo masivo se desplomó un 10,6% interanual, según la consultora Scentia, consolidando una tendencia negativa que parece no tener fin.
Mientras el Gobierno insiste en que los salarios han mejorado en términos reales desde la asunción de Javier Milei en diciembre de 2023, los números del consumo cuentan una historia muy diferente. "Si los salarios realmente hubieran ganado poder adquisitivo, la sociedad debería estar consumiendo al menos lo mismo que hace un año, pero eso no sucede", advierten desde el Centro de Economía Política Argentina (CEPA). Los analistas Julia Strada y Hernán Letcher señalan que la inflación medida por el Indec no refleja el verdadero impacto de los aumentos en servicios básicos como luz, gas y transporte, lo que subestima el costo de vida real de las familias.
El deterioro del consumo no es homogéneo en todo el país. En diciembre de 2024, las ventas nominales en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y el Gran Buenos Aires (GBA) crecieron un 100,5% y 90,8%, respectivamente, pero quedaron por debajo de la inflación, lo que implica una caída real. En cambio, provincias como Chubut y Neuquén registraron aumentos superiores al 117%, lo que permitió cierta estabilidad en el consumo. Sin embargo, los mayoristas, clásico refugio de los argentinos en tiempos de crisis, no escapó a la tendencia: las ventas cayeron un 15% en 2024 y un 14,5% en diciembre respecto al año anterior, según el INDEC.
Los últimos datos también consolidan una tendencia que ya adelantó Sitio Andino: se profundiza el uso de las tarjetas de crédito. El plástico fue utilizado en el 27,5% de las compras, con un incremento interanual del 90,4%. El 25,4% de las transacciones se realizaron en efectivo y el 22% con tarjeta de débito. Sin embargo, el método de pago con mayor crecimiento fue el digital, a través de billeteras virtuales y códigos QR, con un aumento del 133,6%. Respecto a este dato, si bien no hay números oficiales, sorprende su coincidencia con el fuerte crecimiento que registra el uso de los usurarios créditos que otorgan en segundos las billeteras virtuales.
El impacto de la crisis se refleja en un aumento del endeudamiento para afrontar gastos corrientes y en la morosidad en el pago de servicios. Una encuesta de la consultora Pulso Research reveló que el 70% de los encuestados tuvo que reducir su consumo, principalmente en alimentos y bebidas (59%). Además, el 47% declaró haber aumentado su nivel de deuda y el 39% dejó de pagar algún impuesto o servicio. En el rango de 30 a 49 años, la carne figura entre los productos más sacrificados, junto con los medicamentos, claro reflejo de la profundidad de la crisis. En el mismo trabajo, el 55% de los encuestados manifestó temor a perder su empleo. Evidentemente, la sociedad no ve la recuperación o rebote de la economía que proclama el Gobierno.
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Otra tendencia que se profundiza es que el deterioro del consumo no se limita a los bienes: los servicios básicos están asfixiando a las familias. Un informe de la consultora Focus Market estima que, en marzo de 2025, una familia tipo de cuatro integrantes necesitará (en la ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires) 2.124.135 pesos para cubrir su canasta básica de servicios, lo que representa un incremento del 15,1% respecto a noviembre de 2024 y un aumento interanual del 63,72%. Entre los rubros que más afectan el presupuesto familiar se encuentran la medicina prepaga, la educación privada y las comunicaciones. "Este gasto supera las posibilidades de muchas familias, incluso sin considerar el umbral de pobreza de diciembre", advierte la consultora.
Para este trabajo, Focus Market contempló los gastos que enfrenta mes a mes la mayoría de las familias tipo según la definición del INDEC (dos adultos y dos niños en edad escolar): alquiler, expensas, agua, luz, gas, transporte público, combustible, taxi, colegio privado, prepaga, telefonía, internet, cable y streaming.
A pesar de la desaceleración de la inflación, la situación económica de los argentinos definitivamente no solo no mejora, sino que la brecha entre los dibujados indicadores macroeconómicos y el relato del gobierno frente a la realidad cotidiana de los ciudadanos es cada vez más explícita.
Mientras el consumo sigue en caída y el endeudamiento crece, la incertidumbre sobre el futuro persiste. En un contexto de tarifas liberadas y salarios que no alcanzan, siete de cada diez argentinos resignaron consumo durante 2024, y el 50% conoce a alguien que perdió su trabajo. Inapelable.