La economía de Dinamarca creció exponencialmente por una droga que acaba de ser autorizada su venta en comprimidos en la Argentina.
La semaglutida, droga que se comercializa bajo el nombre de Ozempic, volvió a ser noticia en los últimos días, ya que un laboratorio argentino anunció el lanzamiento de la primera versión nacional de la droga en comprimidos. La semaglutida es una droga inyectable que se utiliza para el tratamiento de la diabetes y esta versión del laboratorio local es la primera versión oral, un avance que promete mejorar la calidad de vida de decenas de miles de personas en Argentina.
Pero detrás de esta droga hay otras historias: una médica y una económica. La historia científica está unida a la económica. El boom de este componente se produjo por su utilización “off label”, es decir, la utilización del medicamento para otros fines, en este caso, el tratamiento exitoso de la obesidad. Esto llevó a cientos de miles de médicos a lo largo del mundo a suministrársela a sus pacientes para ese uso. La llegada de las pastillas profundizará aún más este fenómeno. Detrás de esa explosión del consumo aparece la historia económica que le cambió la vida a un pueblo entero.
Un reciente informe de BBC Mundo cuenta la historia de Kalundborg, una pequeña localidad de Dinamarca que ha experimentado un cambio radical en su economía y estilo de vida, impulsado precisamente por la creciente demanda global de la droga contra la obesidad y la diabetes. En las instalaciones avanzadas del laboratorio Novo Nordisk se produce la semaglutida, el ingrediente activo de los dos medicamentos que están transformando el mercado farmacéutico: Ozempic y Wegovy.
Estos fármacos, como explicamos, no solo han revolucionado el tratamiento de la obesidad y la diabetes tipo 2, sino que también han convertido a Novo Nordisk en la empresa más valiosa de Europa en poco tiempo. El auge de Novo ha tenido un impacto significativo en la economía danesa, transformando a Kalundborg en un centro de empleo y desarrollo que atrae a miles de trabajadores, no solo de Dinamarca, sino de Europa.
Pero ese estallido trae otros desafíos que recuerdan otros casos más lejanos. La dependencia económica de una sola empresa genera preocupaciones sobre la sostenibilidad a largo plazo y la necesidad de diversificar la economía nacional.
En las afueras de Copenhague, otra instalación de Novo Nordisk se dedica a la producción de fármacos contra la diabetes y la obesidad. Allí, se ensamblan plumas de inyección cargadas con cápsulas de vidrio que contienen semaglutida (única forma de administración hasta ahora). Durante más de un siglo, la empresa ha sido la principal productora de insulina a nivel mundial, y su enfoque en la investigación y desarrollo de tratamientos la ha posicionado como líder en el sector.
Emily Field, jefa de Investigación de Equidad Farmacéutica Europea en Barclays, explica a la BBC que Ozempic ha estado disponible para diabéticos desde 2017, pero la verdadera explosión comenzó en 2021 con la aprobación de Wegovy, la versión comercial de la droga en menor concentración que se aplica contra la obesidad. Estos medicamentos se han vuelto un éxito instantáneo, impulsados por las redes sociales y el respaldo de celebridades. Ozempic se ha consolidado como el tratamiento para la diabetes más vendido del mundo, aunque Novo Nordisk enfatiza que debe utilizarse bajo prescripción médica.
La preocupación ante la expansión llevó a entidades europeas, como la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), a pedir que la población se aleje de los anuncios en redes sociales e internet de clínicas que ofertan el fármaco para adelgazar. "Esto no es para perder dos o tres kilos y acelerar una operación bikini", advierten, y añaden que los productos son "fármacos que deben ser empleados de forma controlada desde Unidades de Obesidad y Endocrinología hospitalarias para asegurarse de que no haya efectos adversos indeseados". También señalaron, junto a otras entidades científicas, que el uso “estético” deja sin la droga a quienes verdaderamente la necesitan: los enfermos de diabetes.
Las plantas productoras de Novo Nordisk en Kalundborg han generado miles de empleos locales y han atraído a trabajadores de otras regiones. Los analistas pronostican un crecimiento de ingresos superior al 20% para la compañía, que ha crecido cuatro veces más rápido que el promedio de empresas en la Unión Europea.
Kalundborg se ha convertido en un epicentro de transformación económica. Los 17 mil habitantes del pueblo danés ven cómo Novo Nordisk invierte 8,600 millones de dólares en la expansión de su planta local. Gráficamente, el informe de la BBC señala que “en este pueblo, el ruido de la construcción se mezcla con el canto de los pájaros, mientras enormes grúas dominan el horizonte”.
El alcalde de Kalundborg, Martin Damm, señala que su localidad ha registrado un crecimiento del 26.88% en un año. Hace una década, la tasa de desempleo era alta; ahora, es una de las más bajas en la isla. La expansión ha generado una demanda sin precedentes en los negocios locales, como gasolineras y supermercados, que han visto aumentar sus ventas de manera exponencial junto con la fama del medicamento.
Además, la recaudación de impuestos en Kalundborg se multiplicó por 10 en poco más de una década, lo que ha permitido reducir impuestos locales y financiar inversiones en infraestructura y servicios públicos.
Novo Nordisk no solo transforma Kalundborg; su impacto se extiende a la economía danesa en su conjunto. En 2023, sus ganancias superaron los 12,000 millones de dólares, y su valor de mercado sobrepasó los 600,000 millones de dólares, consolidándose como la empresa más grande de Europa.
Las Olsen, economista jefe de Danske Bank, resalta a la BBC que “sin la industria farmacéutica, el crecimiento del PIB danés habría sido nulo. La semaglutida está transformando las comunidades danesas, y muchos ciudadanos son dueños de acciones en la empresa, lo que ha llevado a tasas de interés más bajas y a hipotecas más accesibles”.
La explosión ha sido de tal grado que el gobierno danés ha comenzado a publicar estadísticas económicas, excluyendo al sector farmacéutico, buscando obtener una imagen más precisa de la economía nacional.
Líneas arriba expresamos que uno de los debates era no repetir experiencias anteriores, y el gobierno danés estudia de cerca el fenómeno de Nokia en Finlandia, que en su momento fue un motor económico para el país. La preocupación radica en que, aunque el desempeño de Novo Nordisk es impresionante, la economía danesa no puede depender únicamente de una sola empresa.
La historia de Nokia es conocida: fue el rey de la tecnología y el nacimiento de la comunicación móvil, hasta que fue arrasado por sus competidores asiáticos, y la economía finlandesa, Nokiadependiente, entró en una profunda crisis.
Mads Lundby Hansen, economista jefe de CEPOS, advierte en diálogo con la cadena oficial británica sobre la necesidad de diversificar la economía para evitar riesgos futuros. A pesar de las inquietudes, el optimismo es palpable en Kalundborg y en Dinamarca, donde la expansión de Novo Nordisk ha generado empleo y ha impulsado inversiones en educación e infraestructura.
La explosión lleva a las autoridades a desarrollar nuevos centros educativos y, también desde el Estado, a construir viviendas para satisfacer la creciente demanda y ordenar un mercado que disparó el valor de la vivienda por las nubes.
Una historia de cómo un medicamento desarrollado entre el sector privado y público, con una patente acertada y un Estado muy presente, cambió la economía de un país.
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