Cuando los chicos piden una mascota, muchos padres piensan en animales pequeños como conejos o cuy. Aunque parecen opciones perfectas, no siempre son tan sencillas de cuidar. Elegir bien es clave para el bienestar del animal y de la familia.
Antes de regalarle un cuy o un conejo a tu hijo, es clave conocer si realmente son la mascota ideal para su edad y nivel de responsabilidad.
Cuando los chicos piden una mascota, muchos padres piensan en animales pequeños como conejos o cuy. Aunque parecen opciones perfectas, no siempre son tan sencillas de cuidar. Elegir bien es clave para el bienestar del animal y de la familia.
A diferencia de lo que muchos creen, ni el conejo ni el cuy son animales de bajo mantenimiento. Ambas especies requieren cuidados específicos, atención diaria y un entorno adecuado para vivir de forma saludable. No es solo darles comida y listo, hay que entender sus necesidades reales.
Los conejos, por ejemplo, pueden vivir entre 8 y 12 años. Esto implica un compromiso a largo plazo que muchas veces los niños no están preparados para asumir por sí solos. Además, necesitan un espacio amplio, enriquecimiento ambiental y socialización frecuente.
Las cobayas, también conocidas como cuyes, tienen una esperanza de vida más corta —entre 4 y 8 años—, lo que puede parecer más manejable. Sin embargo, son propensas a problemas dentales y digestivos si no reciben una alimentación adecuada. Además, su carácter sensible hace que los niños deban aprender a manejarlas con extrema suavidad.
No debemos olvidar que son animales muy dulces, pero también se asustan fácilmente. Por eso es importante que el niño esté supervisado y que aprenda a respetar sus tiempos del animal.
Antes de incorporar un conejo o un cuy al hogar, los adultos deben evaluar el nivel de madurez del niño y estar dispuestos a asumir parte del cuidado. Muchos chicos se entusiasman al principio, pero después se aburren o se olvidan, y el animal queda a cargo de los padres.
También es fundamental educar a los chicos sobre el respeto hacia los animales. Entender que una mascota no es un juguete sino un ser vivo los ayuda a desarrollar empatía y compromiso.
Pese a sus desafíos, tener un conejo o una cobaya en casa puede ser muy positivo. Estos animales pueden ayudar a los chicos a aprender sobre responsabilidad, constancia y afecto. Suelen formar vínculos cercanos con quienes los cuidan y pueden brindar compañía emocional./hospitalveterinariodonostia.com