Inversiones

Ley Bases y RIGI, el camino para hipotecar la economía

El Gobierno apuesta a la Ley Bases con el RIGI para atraer inversiones. Pero a mediano, largo plazo se parece más a una hipoteca de la economía.

Por Marcelo López Álvarez

La Ley ómnibus o Ley Bases de Javier Milei ( o, mejor dicho, de los estudios de abogados representantes de los grandes capitales recopilada por Federico Sturzenegger) avanza con más obstáculos de los que imaginó el equipo presidencial, siempre un paso más allá en la construcción de un mundo irreal.

Esa construcción de un mundo irreal tuvo su gran choque precisamente en el tratamiento de la Ley Bases (que contiene el RIGI ) que solo logró atravesar el Senado con el Gobierno poniendo en práctica todos los vicios de los peor de la casta; desde rotondas hasta embajadas, y vaya uno a saber qué más. No importa las barbaridades que escriba o repostee el presidente en la red X o los comunicados de la inexistente (desde lo formal) Oficina del presidente o las sandeces que exprese el vocero presidencial en sus conferencias diarias o el Jefe de Gabinete y los Ministros en sus visitas a los programas oficialistas. Todas son desmentidas por la realidad. El Senado aprobó ajustadamente cambiando prebendas (personales y políticas) por votos.

En Diputados el camino en el mismo, cualquiera que recorra los angostos pasillos del alto edificio de avenida Rivadavia construido por la Dictadura, ya escucha cientos de anécdotas de factureros prestos y de sorprendentes cambios de opinión de diputados que votaron a favor en la primera vuelta y que ahora (mágicamente) le transmiten al Gobierno que no acompañarán con su voto.

Qué esconde el régimen para inversiones

La Ley ómnibus trae en sus entrañas el Régimen de Atracción de Inversiones (RIGI) que fue maquillado en el Senado pero continua siendo escandaloso en cuanto a la discriminación a las inversiones menores de PYMES y economías regionales y que además tiene un componente fuerte de destrucción de pequeñas y medianas industrias locales.

El RIGI debería ser preocupante, no solo para la sociedad, sino también para la oposición en todas sus variantes ya que es la hipoteca definitiva (o por lo menos durante décadas) de los recursos que produce la Argentina y deja seriamente comprometida cualquier política económica futura. Por una sencilla razón, en un plazo de cinco o seis años ¿Diez quizás? Argentina corre el riesgo de sufrir una restricción absoluta de dólares lo que haría casi imposible el funcionamiento de la economía y la producción ya sea en dólares o en pesos.

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Inversiones: Beneficios de un solo carril

El RIGI es presentado como una gran oportunidad para la Argentina de atraer supuestas inversiones a los sectores relacionados con la minería, la energía, el petróleo, la tecnología y algunos del sector agropecuario.

El régimen, sin embargo, más que atraer oportunidades para el país es un festival de oportunidades para los posibles inversores con mínimo rédito para el país y ninguno (excepto que tome viscosos caminos) para las empresas nacionales instaladas en el país y mucho menos para las pymes.

Los economistas coinciden en que uno de los principales problemas de la Argentina es la falta de dólares. Las diferencias se dan en el por qué, en el cómo o los tiempos en que eso pasa pero la aceptación de esa restricción externa es casi unánime.

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Las grandes inversiones son ampliamente beneficiadas con la Ley ómnibus y el capítulo RIGI que incluye.

Las grandes inversiones son ampliamente beneficiadas con la Ley ómnibus y el capítulo RIGI que incluye.

El RIGI profundiza esa restricción al máximo por los beneficios aduaneros y sobre todo cambiarios y de liquidación de divisas que recibirán las nuevas inversiones. Aquí también vale aclarar que (por ahora) no hay nuevas inversiones, sino que todas las anunciadas en gobiernos anteriores, como la planta y puerto gasífero de Petronas, entraron en compás de espera para aprovechar el Disneylandia del RIGI.

Qué dice el Régimen de Inversiones

Las inversiones que se materialicen después de la aprobación de RIGI tendrán absoluta libertad para la entrada y salida de sus capitales o sea sin ninguna restricción o “Cepo” que seguirá rigiendo para el resto de los mortales. Pero no solo eso, también recibirán controles mínimos sobre la veracidad de lo que declaran y en caso de que Diputados ratifique su texto, y no el de Senadores, los controles directamente serán nulos.

La libertad libertaria que se le otorga a esas inversiones no contempla que la divisas que ingresen terminen acrecentando la caja del BCRA para solventar así las necesidades de otras empresas para poder operar ya que lo único que propone el RIGI es un camino bien balizado de la re salida o fuga de esas inversiones.

El régimen solo da marco legal a lo que hoy existe y lleva recurrentemente a la Argentina a crisis cambiarias que destruyen la economía local.

Porque el RIGI arruina la suma de recursos

El RIGI es táxativo y deja con las manos atadas por tres écadas o más a futuras administraciones, en el manejo de los recursos que se generen por exportaciones (porque todos son exportadores de commodities) los proyectos que puedan desembarcar en la Argentina.

El artículo 196, después de su paso por el Senado, prevé que los proyectos que entren en el régimen (superiores a 200 millones de dólares ) podrán disponer libremente del 20 por ciento de las divisas que generen sus exportaciones a partir de los 2 años (El proyecto que votó Diputados era uno) del 40 por ciento a partir del tercer año (en Diputados desde el segundo) y del 100 por ciento a partir del cuarto año ( en Diputados 3),

De esta manera a partir del año 3 o 4 el Central o mejor dicho la economía en general no verá entrar un solo dólar por las exportaciones de esa inversión, excepto los pocos que necesite el proyecto para funcionar.

¿Le parece mucho? No desespere amigo lector porque hay más.

El texto también impide al Estado regular o controlar las transferencias de las empresas a sus casas matriz lo que permite -incluso- que los proyectos subvalúen para pagar menos impuesto, que ya están reducidos porque las exportaciones de los proyectos adheridos al Régimen están exentas de retenciones.

El RIGI termina siendo un ancla de plomo para la economía argentina y un gran negocio para un grupo de empresas privilegiadas a nivel internacional.

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