Nuestro país votó en la ONU en contra de una resolución que Estados Unidos e Israel si apoyaron, lo que representa una contradicción en la agenda exterior.
Aunque parezca increíble Argentina nuevamente está en las "tapas" de los diarios del mundo y, en esta oportunidad, por una decisión más que cuestionable. Es que nuestro país fue el único que votó en contra de una Resolución de la Asamblea General sobre la prevención y eliminación de todas las formas de violencia contra mujeres y niñas en la ONU.
El escrito expresa que una serie de países, compuesta por ejemplo por Alemania, Chile, España, Bolivia, Italia, Uruguay, entre tantos otros, se comprometen a " eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluidas la violencia sexual y por razón de género, la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación".
El documento fue aprobado por 170 países, mientras que 13 se abstuvieron y el único que votó en contra fue la delegación argentina, quienes fueron ordenados por el Gobierno. Los países que se abstuvieron son: Bielorrusia, Burundi, República Popular de Corea, Irán, Libia, Mali, Nicaragua, Níger, Nigeria, Rusia, Senegal y Siria.
La posición de los representantes en la ONU del gobierno encabezado por Javier Milei es llamativa, no solo por ir en contra de los derechos de mujeres y niñas, sino porque, también, el presidente expresó que la agenda exterior de Argentina estaría encolumnada a los intereses de Estados Unidos e Israel, sobre todo en temas geopolíticos y estratégicos. Sin embargo, ambos países votaron a favor del documento.
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El documento destaca la gravedad de la violencia en línea, en la web, y su impacto “desproporcionado” en mujeres y niñas, instando a los Estados a fortalecer sus leyes y políticas para combatirlo. Reconoce también el papel de la educación y la participación de la sociedad civil para enfrentar el problema.
El análisis del escrito propone que "las tecnologías digitales pueden desempeñar un papel importante a la hora de empoderar a las mujeres y las niñas para que ejerzan todos los derechos humanos, incluido el derecho a la libertad de opinión y expresión, y de posibilitar la participación plena, igualitaria y significativa de las mujeres y, en su caso, de las niñas en la vida política, económica, cultural y social, y poniendo de relieve a este respecto la necesidad de colmar las brechas digitales dentro de los países y entre ellos, en particular la brecha digital de género, a fin de lograr la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas".
El documento expresa que esta iniciativa representa un "avance en la lucha por la igualdad y la protección de los derechos de las mujeres" manifestando una profunda preocupación por la "persistente prevalencia de la violencia perpetrada contra las mujeres y las niñas en todas sus distintas formas y manifestaciones en todo el mundo, tanto en línea como en otros entornos, que no se reconoce ni denuncia tanto como se debiera".
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