A pesar de su labor solidaria, comenta que se encuentra en una posición económica compleja que deriva en cierres momentáneos y la imposibilidad de llenar todas las ollas. “La situación hoy la veo mucho peor que hace tres meses atrás”. Además, agregó “Si bien aumentaron las asignaciones y un montón de cosas para los chicos, también convengamos que los precios hicieron lo mismo”.
Por otro lado, resaltó el incremento de las personas de mayor edad que se acercan al lugar: “Hoy en la actualidad tenemos 60 familias de adultos mayores, porque lamentablemente no les alcanza para suplir sus necesidades, y a eso sumarle los remedios y si pagan un alquiler. Es algo muy lamentable”, recalcó Carmona.
Las comidas del día logran cocinarse gracias al calor de las brasas y los trozos de leña como donativos, por lo que en días lluviosos se complejiza la entrega de alimentos a la gente.
Por otro lado, la responsable del comedor señala que hasta el pasado martes, 7 de octubre, calcularon entre 240 y 250 familias compuesto de cinco o seis integrantes, donde prioriza la entrega a los niños y abuelos.
En la actualidad estamos dándole de comer aproximadamente a 1700 personas. Hemos llegado hasta 4000 en junio. Hoy estamos más o menos en esa cantidad. En la actualidad estamos dándole de comer aproximadamente a 1700 personas. Hemos llegado hasta 4000 en junio. Hoy estamos más o menos en esa cantidad.
Gabriela señala que siempre se cocinan entre cuatro y seis ollas, cerca de una tonelada de comida, las cuales se reducen a cuatro por la falta de ingredientes, al igual que gran demanda de las personas que asisten. Ante este panorama, comenta: “Cuando nosotros tenemos que decir que se cierra momentáneamente, es porque esos insumos no los tenemos. Entonces, ¿qué pasa? ,no podemos cocinar. ¿Qué tenemos que hacer?, cerrar momentáneamente el lugar hasta poder conseguir, no digo todo, parte de los ingredientes y seguir como sea”.
Si bien muestra con orgullo su labor por el bien mayor, el trabajo de quienes integran Horneritos se complejiza cada vez más debido a la presencia de más personas que vienen de otros departamentos ante la falta de comedores comunitarios.
Tenemos gente de Guaymallén, Capital, Las Heras, ahora tenemos gente de Lavalle que se toma un colectivo del Chilcal a La Pega y de ahí hacia acá. Tenemos gente de Guaymallén, Capital, Las Heras, ahora tenemos gente de Lavalle que se toma un colectivo del Chilcal a La Pega y de ahí hacia acá.
En la actualidad, gran parte de las ayudas que reciben llegan de la gente particular, el Banco de Alimentos y la Fundación CONIN Mendoza. En el caso del gobierno, señalan que prefieren no recibirla dadas las condiciones que plantean para justificar el uso de los productos alimenticios. Por ejemplo, firmar unas planillas a quienes formen la fila, algo que para los seis o diez colaboradores resulta imposible ante la presencia de 1500 personas.
Desde hace cuatro años su rol como comedor no sólo ayuda a las personas por cuestiones alimentarias, sino también en otras actividades como las campañas masivas para colectas solidarias como el caso de Beni, Juanita y Efraín.
En unas palabras de cierre, Gabriela no pierde las esperanzas de un cambio positivo para el presente: “Lo que a mí me encantaría es que esto se cerrara, pero no por falta de insumos, sino porque vivimos en una Argentina donde se puede trabajar, comer, donde no haya un niño en la calle, donde la droga no exista más. Lamentablemente, eso no lo vamos a terminar nunca”.
“Merendero Niños de Dios” combate el hambre como puede
A pocos metros también se encuentra otro lugar comprometido ante esta situación, donde Juan Villegas, responsable del merendero, señaló que no están muy alejados de la crisis. “La verdad es que siempre pasamos momentos difíciles, pero como este tiempo nos está costando cada vez más”, destacó tras contar con ocho años de actividad continua.
Durante los días martes se sirve la mediatarde y los viernes la cena, según detalla en la agenda que sigue el merendero para alimentar a las más de 280 familias que se sumaron al comedor y, según se cree, en este tiempo el número puede haberse incrementado.
Sin embargo, recientemente el propietario habló acerca de los cierres momentáneos que comunicaron recientemente: “Hace 3 meses atrás, nosotros sufrimos un robo. Al comedor entraron a robar mercadería que es para entregarle a la gente”.
Embed - robo al merendero Hijos de Dios
A su vez agrega: “También la baja de la ayuda hacia el comedor es significativa. Si bien antes contábamos con eso, hoy es cada vez más escasa y no llega. Eso nos complica hacer la comida y llenar la olla. Es un cierre momentáneo, para tomar fuerzas y arrancar nuevamente. Es un cierre momentáneo, para tomar fuerzas y arrancar nuevamente.
Además de recibir a niños y adolescentes, a las filas se suman personas que cuentan con trabajos, pero llegar a fin de mes resulta complicado, por lo que ven una colaboración para afrontar la falta de alimentos. “Más allá de ser un comedor y un merendero, somos un espacio social donde la gente nos ve como una pequeña solución para el tema de la comida o la mediatarde para los niños”, resalta Villegas.
En cuanto a las donaciones, en un caso similar a Horneritos, gran parte de lo que reciben es gracias a los donativos particulares de las personas a través de las redes sociales (@merenderoninosdedios). Pero la colaboración también se ve reducida, dado que pueden pasar 2 o 3 meses sin recibir nada, al igual que los módulos alimentarios del estado provincial que a veces suelen retrasarse. Ello quiere decir que el merendero no cuenta con una ayuda momentánea y continua.
Por parte del Banco de Alimentos no tenemos ayuda. Mandamos notas pero no recibimos respuestas. Por parte del Banco de Alimentos no tenemos ayuda. Mandamos notas pero no recibimos respuestas.
La historia del Merendero Niños de Dios inicia en 2015, cuando Juan Villegas emprendió el camino de cocinar y ayudar a las familias de la zona, junto a su esposa e hijos. En ese sentido, comentó que su labor dejó gratos recuerdos a pesar de las complejidades, hasta que en 2019 oficializó su hogar como el mismo merendero.
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Entrega de alimentos del pasado 28 del junio
Por otro lado, destaca el trabajo de otras personas ligadas a la misma actividad: “Tengo muchos amigos y colegas que trabajan en esto y la están pasando muy mal. Por eso, me gustaría que por parte del estado y de la provincia, establezcan una ayuda cotidiana para nosotros y que no se vuelva difícil para llevarlo adelante”.
Para terminar, Villegas dejó ver sus anhelos para dar final a esta dura realidad: “Le pido a Dios que nos ayude y que el año siguiente sea mucho más agradable para muchas familias. También me gustaría que la economía del país se resuelva un poco más y así muchas familias no dependan más de los comedores y merenderos, sino de sí mismos”.
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