Científicas del Instituto de Ambiente, Hábitat y Energía (INAHE-CONICET), presentaron una innovadora iniciativa para combatir las olas de calor en la provincia de Mendoza. Se trata de la incorporación de “Refugios Climáticos”, que buscarán brindar protección a los vecinos en días de marcas térmicas elevadas.
El proyecto se sustenta en el aumento de las temperaturas de los últimos años, las predicciones a futuro, y la “creciente probabilidad de fallas” en el servicio de energía eléctrica durante episodios de calor extremo. Esto, argumentan las científicas Angélica Ruiz, Belén Sosa y Ana Laura Castillo, pone en evidencia la necesidad de contar con espacios adecuados para reducir el impacto del calor extremo.
Qué son los refugios climáticos y cuál es su función
Según explicó Ruiz, dichos refugios climáticos “son espacios naturales (al aire libre), o artificiales (en espacios privados), que permiten disminuir los efectos adversos de los fenómenos climáticos, como son las olas de calor”.
En la etapa actual del trabajo, las investigadoras llevan a cabo tareas de identificación en el Área Metropolitana de Mendoza en las que se puedan diseñar estos espacios “para la adaptación a los impactos del calor, especialmente en sectores más vulnerables como personas mayores, niños y trabajadores al aire libre”, informan desde Conicet.
“Los refugios deben ofrecer condiciones ambientales de confort térmico para protegerse del contexto desfavorable para el cual fueron diseñados”, Angélica Ruiz.
La iniciativa se basa en “un enfoque metodológico que incluye la medición de variables microclimáticas y la realización de encuestas de percepción in situ. Posteriormente, se llevan a cabo simulaciones térmicas de diversos escenarios”, añaden.
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Ejemplos de refugios climáticos.
Gentileza investigadoras CONICET
La intención es que estos espacios sean utilizados por la población en general en días en los que haya complicaciones o inconvenientes de diversa índole por temperaturas extremas.
Un alivio del calor: qué espacios pueden funcionar como “refugios climáticos”
Las investigadoras resaltan que, en muchos casos, no se construirán nuevas infraestructuras sino que se adaptarán espacios existentes en bibliotecas, museos y distintos edificios públicos.
Por ello, un aspecto fundamental para el diseño de esta red de refugios climáticos es que sean accesibles para “personas de diversas edades y condiciones de movilidad” -para facilitar la estancia y permanencia por determinados períodos de tiempo- y que cuenten con distribución estratégica en las zonas con mayor exposición al calor.
“Los refugios incorporan una diversidad de equipamiento urbano -elementos de sombreo, bancos, juegos- y dan acceso a servicios básicos como agua potable”, añaden. Y aclaran que, en Mendoza, aún “no existe un refugio, o red de refugios climáticos caracterizados para tal fin. Sin embargo, los espacios públicos vegetados y sombreados como son las plazas y los parques pueden funcionar como espacios de refrescamiento urbano”.
Entre las estrategias de adaptación para implementar refugios climáticos, las investigadoras indican que se puede implementar:
La incorporación de arbolado y vegetación;
la instalación de mobiliario urbano adecuado como bancos, mesas, juegos infantiles, pistas de salud; entre otras;
la provisión de servicios como bebederos y estaciones de carga de dispositivos móviles;
en museos o espacios cerrados: se podrían habilitar sus vestíbulos y halls para que el público pueda acceder, descansar e hidratarse.