Es mamá y desde hace 15 años saca a su familia adelante con su emprendimiento
Iniciar un emprendimiento no es fácil y menos siendo madre y proveedora del hogar. La historia una marca de juguetes y ropa de la provincia de Mendoza.
Es mamá y desde hace 15 años saca a su familia adelante con su emprendimiento
Cuando se trabaja para lograr un objetivo y se hace con mucho amor, no hay nada que pueda frenarte, dicen muchas personas. Bajo esos conceptos surgió Chumba, un emprendimiento familiar y artesanal de juguetes de tela y ropa mendocina. Con más de 15 años de presencia en la Provincia de Mendoza, su creadora asegura que ahora logra vivir del fruto de su trabajo e incluso consiguió mantener su casa y a sus tres hijos.
Laura Calisaya es de Rodeo de la Cruz, Guaymallén y, con la llegada de su primer hijo, en 2009, comenzó a pensar de qué manera podía aportar en su casa. Viendo el crecimiento de su hijo y con mucha pasión por el diseño y el arte, comenzó a confeccionar prendas para bebés y niños.
"Me crie en una finca con cuatro hermanos. Empecé a estudiar ingeniería y artes en la Universidad Nacional de Cuyo, pero al fallecer mi padre, mi mamá tuvo que salir a trabajar de empleada doméstica y dejé de estudiar. Mi sueño fue siempre estudiar arquitectura, porque soy dibujante y pintora, pero nunca pude", relató Laura.
Tomando un curso de costura y con un pequeño modelo en casa, Laura fue perfeccionando sus técnicas y comenzó a realizar indumentaria de niños con tres premisas: que fuese práctica, divertida y con modelos diferentes a lo que existía en el mercado.
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"No tenía ni máquina de coser, cosía a mano al principio, pero nunca faltaron las ganas de crear. La maternidad despertó en mí las ganas de diseñar. Yo le iba tomando las medidas a los niños y confeccionaba en base a los talles reales. Después empecé a diseñar los apliques para la ropa", expresó Laura a Sitio Andino.
Con tres hijos y un emprendimiento de indumentaria más estructurado, Laura decidió dar un paso más y creó juguetes de tela. "Buscaba algo bonito y sano para que ellos puedan jugar, pero lo que me gustaba estaba en vidrieras de negocios muy caros, como en shoppings. En las ferias no encontrabas cosas así por lo que empecé a diseñarlos".
"Ahora vendo más juguetes de tela que ropa y he trabajado con marcas infantiles muy importantes. El 80% de mis ingresos vienen de mi emprendimiento que me ha permitido mantener a mis hijos", sostuvo.
Las ventas de manera online, en ferias y negocios del centro, comenzaron a crecer y, sumado al acercamiento a las redes sociales, se logró la expansión, tanto que incluso le enseñó a coser y bordar a su hermana. Así, con un taller en casa y una producción constante, fue necesario organizarse.
"Era mamá y tenía que cuidar de mis hijos, organizar mi casa, y buscar horarios para trabajar. Siempre digo que todo se puede, pero hay que ser disciplinado y capacitarse", remarcó.
Para la mujer, ser emprendedora es "muy sacrificado", aunque a la vez gratificante. Es que remarca que gracias a él también pudo pasar más tiempo con sus hijos en casa. "Unos los puede acompañar más en su educación. Ellos me llenan de alegría porque son muy buenos alumnos e hijos", puntualizó.
A futuro espera lograr abrir un taller más grande para poder seguir viviendo de lo que ama hacer: arte. "La clave es seguir adquiriendo conocimiento, sortear los desafíos y ponerle muchas ganas y voluntad para seguir trabajando", concluyó.