“La empresa está en cesación de pagos, con una quiebra que no podremos evitar”. Palabras más, palabras menos, ese fue el mensaje de WhatsApp que recibieron el domingo los casi treinta empleados de la fábrica de productos de copetín y galletería “Gonzalo”, fundada en Mendoza en 1952.
La tradicional firma de papas fritas y otros snacks, ubicada en calle Berutti de Dorrego, no abrió sus puertas este lunes debido a que -según informó su dueño al personal- entró en concurso de acreedores, ya que es insolvente para hacer frente a sus deudas, que superan los 100 millones de pesos.
La noticia sorprendió a los trabajadores, que se reunieron en la mañana frente al edificio de Berutti 182 para reclamara una salida a la situación e intentar obtener mayor información de lo comunicado tan solo 24 horas antes por José Antonio García, propietario e hijo del difunto fundador, Gonzalo García Rodríguez.
Los empleados de la fábrica Gonzalo protagonizaron una protesta frente al edificio de calle Berutti
Foto: @LautaroJimenezB en X
El comunicado del dueño de Gonzalo por el cierre de la fábrica
La firma que hoy es administrada por la tercera generación de la familia habría intentado buscar una solución en el mercado financiero, a través de un préstamo bancario que no fue concedido. Así se indicó en el comunicado en WhatsApp.
En el texto se afirma que la empresa mendocina mantiene una deuda de 75 millones de pesos solamente con la AFIP (hoy ARCA), que sumada a otras obligaciones, lleva al endeudamiento a una cifra superior a los $100 millones.
Ha ingresado un pedido de quiebra contra la empresa, por lo que frente a estas causas no podemos continuar Ha ingresado un pedido de quiebra contra la empresa, por lo que frente a estas causas no podemos continuar
“Ha ingresado un pedido de quiebra contra la empresa, por lo que frente a estas causas no podemos continuar. La empresa está en cesación de pagos, con una quiebra que no podremos evitar”, señala el mensaje.
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La marca Gonzalo nació en 1952 en Mendoza y fue líder del mercado durante décadas
Foto: Yemel Fil
Frente a ese contexto, la compañía anuncia que -una vez intervenga en la causa el síndico designado- se rematarán todos los bienes (maquinarias, móviles e incluso el inmueble) para afrontar el pago de las indemnizaciones de los empleados, que tendrán “privilegio especial” sobre esos fondos.
Según indicaron los trabajadores reunidos frente al edificio, este martes mantendrán una reunión con el representante legal de la firma, Juan Manuel Céspedes, para interiorizarse sobre el proceso de quiebra y el pago de sus haberes.
Sin embargo, la idea que mantiene la mayoría de los empleados es conformar una cooperativa de trabajo para administrar la empresa y mantener sus puertas abiertas, tal como ocurrió años atrás, por ejemplo, con La Terre. Para ello, buscarán reunirse con autoridades del Ministerio de Producción a fin de obtener un apoyo del Gobierno.
La historia de la fábrica Gonzalo en Mendoza
En el año 1952, el inmigrante español Gonzalo García Rodríguez puso en marcha un proyecto que con el tiempo se convertiría en una próspera empresa familiar. Tal como relató su nieto Leandro meses atrás a Sitio Andino, el “fuerte” del hombre era hacer papas fritas. Primero para reunirse con amigos, pero que con el tiempo se convirtió en una pyme.
El hobby inicial de Gonzalo rápidamente tomo cariz comercial. Pero el destino le tenía preparado cruzar su camino con el de otro emprendedor legendario de Mendoza que lo ayudaría a crecer.
Según Leandro "cuando los vecinos de mi abuelo supieron lo que hacía, le dijeron que tenía que empezar a venderlas". Fue el primer empujón. El siguiente fue conocer a José Angulo, el fundador del supermercado VEA.
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Desde 1952, Gonzalo fabrica papas fritas y otros productos de copetín en Mendoza
Foto: Yemel Fil
A instancias de Angulo, Gonzalo encaró una mayor producción para comercializarlas a escala. Y así la marca empezaría a darse a conocer masivamente entre los mendocinos.
Para entonces, García ya tenía claros los secretos de la cadena de elaboración, desde la materia prima hasta el producto final. Es que antes de embarcarse en el proyecto, el joven inmigrante ibérico había trabajado en la feria de Guaymallén y en varios restaurantes, lo que enriqueció su conocimiento de la papa como insumo y cómo seleccionar la mejor.
Pero la segunda generación García Rodríguez, los hermanos José Antonio y Gonzalo, se encargaron de consolidar a la marca como n° 1 como proveedor de productos de copetín en Mendoza.
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La fábrica Gonzalo cerró sus puertas este lunes
Foto: Yemel Fil
El mayor crecimiento "fue en los '90, cuando por la demanda empezamos a contratar más personal e incorporar maquinaria. Y por el apego que teníamos, como mi padre, al terminar el colegio secundario nos incorporamos a la empresa", indicó el familiar del fundador.
Junto a su hermano Pablo, fueron los encargados de continuar con la administración de la empresa en los últimos años. En el nuevo milenio se hizo foco en potenciar el negocio con la incorporación de mayor tecnología que agilice el proceso de producción y la sistematización.
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