Cuidado con el celular

Violencia de Género: la increíble historia que desenmascaró a falsificadores de agroquimicos

En Córdoba una denuncia por violencia de género destapó una red de robo y falsificación de agroquímicos que vendía millones de dólares anuales. Dos condenados.

Por Marcelo López Álvarez

Un insólito caso vinculado al submundo de las actividades agropecuarias terminó con dos condenas por parte de la justicia cordobesa y ratificó la “peligrosidad” de los teléfonos celulares. En 2020, una denuncia por violencia de género desenmascaró una red de venta de agroquímicos falsificados que movía millones de dólares anuales.

El caso se destapó tras una denuncia contra Dante Albín por parte de su pareja por violencia de género. Cuando los fiscales incautaron el celular del denunciado en busca de pruebas, encontraron conversaciones sobre precios de agroquímicos y detalles sobre la manipulación de fechas de vencimiento.

La justicia cordobesa cruzó los datos del celular de Albín con otra investigación que ya se llevaba a cabo por una serie de denuncias de robos de agroquímicos en Bell Ville, donde se sospechaba de una banda familiar involucrada en la manipulación y venta de estos productos desde un depósito.

Violencia de género, un teléfono y etiquetas falsas

El teléfono de Albín fue la clave que llevó rápidamente a la resolución del caso de los agroquímicos, lo que resultó en la detención de José Alberto Albín y Rodrigo Albín Martín, familiares directos de Dante. En los allanamientos se comprobó que la banda familiar robaba los agroquímicos, muchos de los cuales estaban para descartar por estar vencidos. Luego, les cambiaban las marcas y las fechas de vencimiento para revenderlos a productores de la zona.

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Una denuncia por violencia de género destapó una red de ladrones y falsificadores de agroquímicos.

Una denuncia por violencia de género destapó una red de ladrones y falsificadores de agroquímicos.

La justicia estableció que Dante Albín era responsable de administrar el galpón y organizar la logística del negocio ilícito. José Albin se encargaba de la distribución, mientras que Rodrigo Albín Martín, contador, gestionaba las empresas de transporte que facilitaban la operación.

Al condenarlos, la jueza María Noel Costa los declaró coautores de delitos de asociación ilícita, encubrimiento agravado, uso indebido de marcas registradas y venta de productos agroquímicos falsificados, imponiendo a José Alberto Albín una pena de 5 años y 6 meses de prisión, y a su sobrino, Rodrigo Albín Martín, 3 años de prisión en ejecución condicional, además de seis meses de inhabilitación profesional. Ambos deberán pagar una multa de 3 millones de pesos.

Dante Albín, cabecilla de la banda y responsable del descubrimiento de la red de agroquímicos a través de la violencia contra su pareja, falleció durante el proceso de investigación y sustanciación del juicio.

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